Los cátaros fueron una secta de disidentes del cristianismo que se extendió por Europa a finales de la Edad Media, rescatando las ideas de Buda y Zoroastro sobre el ascetismo como camino purificador de la carne y la materia.

Cruz cátara, también cruz de Occitania.

Monjes Cátaros. Representación.

Fortaleza de Montségur

Expulsión cátara de Carcasona.

El nombre de cátaros viene del griego katharos, que significa “puro”, y se aplicó a una secta herética que tuvo amplia difusión en Europa durante los siglos xi al xiii. Su creencia se basaba en el dualismo, que reconoce sólo dos principios en el universo: el bien, representado por el espíritu y la luz; y el mal que reside en la oscuridad y en todo lo material. A mediados del siglo XII los cataros formaban una iglesia fuertemente organizada, con una doctrina, una estructura jerárquica y una liturgia propias, con un total de II sedes episcopales distribuidas en Francia e Italia. Su núcleo más poderoso se construyó en la ciudad francesa de Albi, por lo que también se los llamaba “albigenses”.

MANIQUEOS MEDIEVALES

El antecedente directo de los cataros eran los bogomilianos, una secta surgida en el siglo X en Bulgaria, que se extendió rápidamente por los países balcánicos. Estos a su vez habían recuperado las ideas del gran disidente cristiano Manés, creador del maniqueísmo, quien en el siglo III había amenazado seriamente la autoridad del papado y toda doctrina romana. Manés murió crucificado en Persia, y casi  un milenio más tarde los cátaros volvieron hacer temblar los cimientos de la iglesia.

ALIENIGENAS REBELDES

Al igual que Manés, los cátaros adoptan ideas de Zoroastro y del budismo, para identificar el mal con el mundo material. Los humanos son una especie de alienígenas, visitantes perdidos en ese mundo, que deben purificarse para poder retornar al bien y alcanzar la perfección. La ostentación del poder terrenal de la iglesia y sus prelados, dio a esas ideas un carácter casi revolucionario que cautivo a las clases populares y de algún modo prefiguro la reforma de Lutero y Calvino en el siglo XVI. Los cátaros aceptaban sólo parte del antiguo testamento y revisaron totalmente los evangelios. Rechazaron el dogma de la encarnación y consideraban a Jesús sólo como un ángel, un enviado celestial cuyo martirio y crucifixión como hombre era una ilusión óptica.

EL FIN DE UNA HEREJIA

La iglesia reacciono como era de esperar ante tan peligrosa herejía en un principio intento desprestigiarla calificándola como una brujería demoniaca, con rituales orgiásticos y prácticas sexuales aberrantes, pero esto más bien propicio la adhesión de nuevos adeptos al cátarismo. Finalmente el rey de Francia San Luis IX aliado de la Inquisición, declaro la persecución militar de los herejes. En 1244 sus tropas tomaron la fortaleza de Montségur, el gran bastión cátaro, y dos décadas después se eliminaron los obispados. Los últimos grupos de feligreses resistieron de forma clandestina, hasta desaparecer en el siglo XV.

LOS SELECTOS PERFECTOS

La estructura cátara se dividía en dos categorías, que respondían a su doctrina esencial. Unos pocos elegidos optaban por el camino de la perfección y eran consagrados por una ceremonia iniciática denominada consolamentum. Liberados de sus obligaciones terrenales, vivían en el ascetismo y la contemplación, aparte del resto de los mortales. La otra categoría eran los feligreses, que cumplían los preceptos y la liturgia, y llevaban una vida familiar y laboral normal, sin aspirar a ser tan perfectos.

LA DERROTA DE LOS CÁTAROS

En 1244 los cátaros fueron finalmente derrocados por el ejército francés en la fortaleza de Montségur, acontecimiento que se conmemora en esta estela.

El país de los cátaros: Languedoc, al sureste de Francia, es la cuna de los cátaros y en esa región hay numerosos restos de si presencia, sobre todo en Béziers, Carcassone, Foix y Albi.